Jesús Desangles o la fuerza impetuosa encarnada
La obra de Jesús Desangles ocupa un lugar específico en la pintura dominicana. Muy pocos artistas pueden darse el lujo de pintar sin seguir siempre un mismo estilo. El personaje es a la imagen de su producción artística; un hombre fuerte, independiente, con convicciones propias sobre el por qué del Arte, un hombre parecido al inmenso Jean Dubuffet. Mirando las obras presentadas actualmente en el Museo de las Casas Reales de Santo Domingo, podemos percatarnos de que este comentario es una realidad. La exposición, divida en dos salas, tiene alrededor de treinta obras de una gran diversidad estilística.
Entrando en la primera sala, frente a nosotros en el fondo, un “Cristo” nos acoge, de una delgadez sorprendente. Su cuerpo y sobre todo sus manos se parecen a la textura de la madera de la cruz. De este modo, nos identificamos todavía más al momento crucial de la crucifixión. Es una obra de una fuerza impresionante que impacta al espectador en la entrada
La obra “En la plaza”, de gran tamaño, presenta una muchedumbre de colores vivos donde el color negro permite delimitar y esculpir figuras enigmáticas. Se parece a un carnaval por todo lo que baila la línea, con una libertad absoluta en la continuidad de la misma. El artista dice que “el arte es un rompecabezas, un juego”. En esta obra, el hecho que el sujeto llene totalmente el espacio y que cada forma o figura se una a la otra por la línea negra es una confirmación de los dichos de él. Es cierto que el ojo tiene la libre posibilidad de caminar en el lienzo como le inspire. Es algo que él comparte con el movimiento de la “figuración libre” y unos de sus representantes más famosos: Robert Combas. Ahora bien, nos acercamos a este movimiento por el trazo negro bailando que se encuentra en las obras de los dos y la necesidad temperamental de llenar el espacio. Por otra parte, la mirada, en algunos momentos, se va a confrontar a los rostros con las órbitas de los ojos vacíos, entrando en una nueva dimensión, la fuerza expresiva. No sabemos si estas figuras representan algún dios, mago o simbolización del ser humano visto desde la cultura latinoamericana. Mi contemplación se ubica entre movimiento impulsivo del conjunto línea/colores y la majestuosidad de las figuras.
En otra obra de la serie “Bañistas 8”, la línea sigue bailando, con su misma libertad, pero con una gráfica diferente. La multiplicidad de las pinceladas y el enfoque monocromo da a pensar en la obra de Pierre Alechinsky. El trazo interrumpido y desmultiplicado que se ve en esta obra es típico del trabajo de Alechinsky. El comparte también la espontaneidad sin límites. Existe una línea casi musical parecida a una pieza del compositor Michel Portal.
Indudablemente, mirando la serie “Carnaval” se nota la influencia de Jean Dubuffet. La necesidad de llenar el espacio físico de la obra, hasta el punto que el lienzo no es suficiente para expresarse. Son como convulsiones artísticas, un deseo fuerte de dejar los colores brotar del tubo. Es una necesidad primaria. Desangles comenta que quiere llegar a un punto donde la parte académica no se vea en sus trabajos para tener una espontaneidad y libertad total. Además, la elección de colores es otro punto común. Son dos monstruos de la pintura por la energía que ellos sacan del color y de la repartición de la forma en la tela. Jesús Desangles tiene una admiración por el maestro del Arte en Bruto (Art Brut). Cuando él vió por primera vez su obra, se quedó sorprendido por la fuerza que transmite los trabajos de Jean Dubuffet.
Pero, él, por ser caribeño, comparte también algo con el movimiento COBRA en el sentido que la gama de colores se acerca más a las obras de un pintor como el holandés Theo Woulecamp. Los colores vivos casi puros tienen algo que ver con la herencia latinoamericana y los ancestros indios. Si retomamos la serie del “Carnaval”, el uso del color se parece mucho a lo que hizo el movimiento COBRA en el sentido que son colores puros aplicados directamente en el lienzo sin buscar lo bello como efecto.
En los dibujos, Jesús Desangles tiene una fuerza contenida. Con la misma espontaneidad pero con cierta tranquilidad, él sigue llenando el papel de sus líneas bailarinas para nuestra felicidad más grande. En las técnicas del pastel, de la tinta y de la sanguina se nota un gran dominio de la línea, la cual adquiere una dimensión expresiva para dar volumen y movimiento; en fin, vida. En la obra titulada “Boyeista”, con casi una sola línea, él dibuja un rostro que tiene una presencia impresionante. Se puede llegar a este resultado solamente con la firmeza y la seguridad de la mano.
Su temperamento y sus ideas son muy importantes. Desangles no quiere llevarse ni de una institución ni de un estilo. El crea según sus deseos y sus preocupaciones, proponiendo obras que puedan parecer muy diferentes pero siempre con la impetuosidad de la creación, aliada a una fuerza expresiva del color/línea. El propone como discurso una negativa a la especialización y no se encierra en un estilo o técnica. Los elementos fuertes los toma del Art Brut, de COBRA y de la figuración libre. Ninguno de estos tres movimientos transmite tranquilidad sino fuerza máxima al límite de la ruptura. El llega al punto de fusión donde todo puede quebrar, para crear un universo siempre en movimiento. Su línea jamás se cansa de bailar y sus colores de difundir la pasión.