miércoles, 19 de octubre de 2011


Olivier Dubois-Cherrier y Richard-Viktor Sainsily Cayol
Sentidos mezclados
Embajada de Francia de Santo Domingo
Septiembre- Octubre 2011


La Embajada de Francia en Santo Domingo recibe hasta el 21 de octubre del 2011 la exposición “Sentidos Mezclados” de los artistas Olivier Dubois-Cherrier y Richard-Viktor Sainsily Cayol. Esta exposición nació de la idea de hacer “cohabitar” dos personas que, al principio, no pensaban trabajar juntos para dar frutos artísticos. La maravilla del arte es que tiene la capacidad de reunir las ideas y las personas. El propósito de la exposición es  que los dos artistas trabajen juntos en un mismo taller, costumbre perdida pero  común en épocas anteriores. En la última exposición en Guadalupe, cada uno pudo intervenir sobre la obra del acólito. Algunos pueden pensar que es un sacrilegio, otros que es una experiencia que vale la pena. Pero las obras presentadas en Santo Domingo son personales, mostrando el impacto del trabajo común anterior. En fin, lo que nos interesa, es el resultado visual que las paredes de la embajada nos ofrecen.


Los formatos grandes

La primera impresión, cuando recorremos las diferentes salas del lugar, es la inmensidad. Esto  por el tamaño de las obras. Son paisajes sin límites con juegos espaciales de colores. La mayoría son formatos grandes que permiten a los dos pintores expresarse con una cierta libertad gestual. Esta libertad gestual se nota en la manera con la cual los pintores plasmaron los colores. Las fotos del taller en el catálogo de la exposición mostrando a los dos actuando revelan su manera de trabajar. Hace pensar en el “action painting” de Jackson Pollock. El resultado visual es refrescante en el sentido que sale de las obras un viento de libertad procedente de ninguna parte. En varias obras, no solamente el tamaño de los cuadros juega un papel importante, sino también la línea horizontal que divide en dos partes las pinturas. En la serie “La posibilidad de una isla” ella aparece claramente. Esta línea forma un horizonte que podemos calificar de lejano. Siempre el horizonte es lejano, pero en este caso especifico, más todavía creando un efecto de infinito. Parece un mundo aparentemente terrestre donde el ser humano aunque no esté presente físicamente, se siente su presencia. El infinito aparece también en obras más abstractas cuando líneas y campos de colores comparten el espacio del lienzo.


Los campos de colores

El tratamiento de los colores en varias obras tiene algo que ver con el trabajo de Mark Rothko. El fondo de color no es un fondo como tal sino una prolongación del espacio de los otros planos. No es un receptáculo. El critico de arte Clement Greenberg llama esto el “colorfield painting”. Son campos de colores donde se plantea no solamente la idea de la inmensidad y del infinito, como vimos, sino también una cierta espiritualidad. En el caso de Rothko, esa espiritualidad fue claramente expresada por el artista a lo largo de toda su vida. Olivier Dubois-Cherrier y Richard-Viktor Sainsily Cayol quieren concientizarnos sobre la dualidad entre la naturaleza y el ser humano. Es lo que explica la presencia de rastros, productos de nuestra sociedad. Nos invitan a una reflexión sobre el hecho que la naturaleza tiene la capacidad de reenviar una imagen de nuestras intervenciones sobre el medio ambiente a través de la presencia de numerosos objetos de la vida cotidiana. Estos objetos muestran los daños que puede provocar el ser humano frente a la pureza de un mundo figurado por los campos de colores. En este sentido, nuestros dos artistas y Rothko a través de un tratamiento de “planeidad” de los colores buscan una cierta pureza. Ellos quieren mostrar que a pesar de todo, el mundo tendrá la última palabra. Es una visión artística que nos habla de una cierta poética del espacio. Es una poética que no pone al ser humano en el centro del universo sino las fuerzas naturales representadas por la fuerza expresiva de los colores. Hay que dejarse llevar por los campos de colores para que las pinturas juegen su papel: ubicar al espectador entre el sueño y la realidad.  


Una técnica o varias técnicas

 Los elementos más pequeños como los efectos de derrame del color que aparecen en varias ocasiones, los collages o los detalles tratados en técnicas dan un punto de referencia en cuanto a la escala. Cada objeto pegado permite al ojo comparar el tamaño de estos mismos objetos con el campo colorido. Los objetos recuperados tienen una segunda vida, técnica utilizada por Kurt Schwitters  del movimiento Dada. Existe también un esfuerzo en las búsquedas de las técnicas. No podemos hablar de una técnica mixta dada su complejidad por  el uso de varias técnicas (collage, vitral, objetos pegados….). Es un desafío poner tantas materias en un mismo lienzo. Lo más sorprendente es que a primera vista, no se ve la complejidad técnica dejando al ojo analizar de manera casi inconsciente la construcción de la obra. La verdad es que los artistas logran efectos interesantes y nuevos que permiten llevar sus obras al mismo campo de reflexión sobre las preocupaciones actuales que tocan el medio ambiente.


Si la originalidad de la exposición proviene, al principio, de un trabajo común de dos artistas, tenemos que reconocer que las obras expuestas nos cuestionan tanto a nivel plástico como a nivel del significado. Salimos diferentes de la exposición. Es que las pinturas dejan una marca en la mente. Es una de las funciones importantes del arte;    provocar no solamente una reacción sino también una concientización de elementos que puedan ser abstractos. Por lo que traen las obras, es una exposición que no se puede perder. Es un gran momento para todos los que aprecian pinturas únicas.

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