jueves, 27 de octubre de 2011

Jesús Desangles o la fuerza impetuosa encarnada



La obra de Jesús Desangles ocupa un lugar específico en la pintura dominicana. Muy pocos artistas pueden darse el lujo de pintar sin seguir siempre un mismo estilo. El personaje es a la imagen de su producción artística; un hombre fuerte, independiente, con convicciones propias sobre el por qué del Arte, un hombre parecido al inmenso Jean Dubuffet.  Mirando las obras presentadas actualmente en el Museo de las Casas Reales de Santo Domingo, podemos percatarnos de que este comentario es una realidad. La exposición, divida en dos salas, tiene alrededor de treinta obras de una gran diversidad estilística.

Entrando en la primera sala, frente a nosotros en el fondo, un “Cristo” nos acoge, de una delgadez sorprendente. Su cuerpo y sobre todo sus manos se parecen a la textura de la madera de la cruz. De este modo, nos identificamos todavía más al momento crucial de la crucifixión. Es una obra de una fuerza impresionante que impacta al espectador en la entrada

La obra “En la plaza”, de gran tamaño, presenta una muchedumbre de colores vivos donde el color negro permite delimitar y esculpir figuras enigmáticas. Se parece a un carnaval por todo lo que baila  la línea, con una libertad absoluta en la continuidad de la misma. El artista dice que “el arte es un rompecabezas, un juego”. En esta obra, el hecho que el sujeto llene totalmente el espacio y que cada forma o figura se una a la otra por la línea negra es una confirmación de los dichos de él. Es  cierto que el ojo tiene la libre posibilidad de caminar en el lienzo como le inspire. Es algo que él comparte con el movimiento de la “figuración libre” y unos de sus representantes más famosos: Robert Combas. Ahora bien, nos acercamos a este movimiento por el trazo negro bailando que se encuentra en las obras de los dos y la necesidad temperamental de llenar el espacio. Por otra parte, la mirada, en algunos momentos, se va a confrontar a los rostros con las órbitas de los ojos vacíos, entrando en una nueva dimensión, la fuerza expresiva. No sabemos si estas figuras representan algún dios, mago o simbolización del ser humano visto desde la cultura latinoamericana. Mi contemplación se ubica entre movimiento impulsivo del conjunto  línea/colores y la majestuosidad de las figuras.

En otra obra de la serie “Bañistas 8”, la línea sigue bailando, con su misma libertad, pero con una gráfica diferente. La multiplicidad de las pinceladas y el enfoque monocromo da a pensar en la obra de Pierre Alechinsky. El trazo interrumpido y desmultiplicado que se ve en esta obra es típico del trabajo de Alechinsky.  El comparte también la espontaneidad sin límites. Existe una línea casi musical parecida a una pieza del compositor Michel Portal.

Indudablemente, mirando la serie “Carnaval” se nota la influencia de Jean Dubuffet. La necesidad de llenar el espacio físico de la obra, hasta el punto que el lienzo no es suficiente para expresarse. Son como convulsiones artísticas, un deseo fuerte de dejar los colores brotar del tubo. Es una necesidad primaria. Desangles comenta que quiere llegar a un punto donde la parte académica no se vea en sus trabajos para tener una espontaneidad y libertad total. Además, la elección de colores es otro punto común. Son dos monstruos de la pintura por la energía que ellos sacan del color y de la repartición de la forma en la tela. Jesús Desangles tiene una admiración por el maestro del Arte en Bruto (Art Brut). Cuando él vió por primera vez su obra, se quedó sorprendido por la fuerza que transmite los trabajos de Jean Dubuffet. 

Pero, él, por ser caribeño, comparte también algo con el movimiento COBRA en el sentido que la gama de colores se acerca más a las obras de un pintor  como el holandés Theo Woulecamp. Los colores vivos casi puros tienen algo que ver con la herencia latinoamericana y los ancestros indios. Si retomamos la serie del “Carnaval”, el uso del color se parece mucho a lo que hizo el movimiento COBRA en el sentido que son colores puros aplicados directamente en el lienzo sin buscar lo bello como efecto.

En los dibujos, Jesús Desangles tiene una fuerza contenida. Con la misma espontaneidad pero con cierta tranquilidad, él sigue llenando el papel de sus líneas bailarinas para nuestra felicidad más grande. En las técnicas del pastel, de la tinta y de la sanguina se nota un gran dominio de la línea, la cual adquiere una dimensión expresiva para dar volumen y movimiento; en fin, vida. En la obra titulada “Boyeista”, con casi una sola línea, él dibuja un rostro que tiene una presencia impresionante. Se puede llegar a este resultado solamente con la firmeza y la seguridad de la mano.

Su temperamento y sus ideas son muy importantes. Desangles no quiere llevarse ni de una institución ni de un estilo. El crea según sus deseos y sus preocupaciones, proponiendo obras que puedan parecer muy diferentes pero siempre con la impetuosidad de la creación, aliada a una fuerza expresiva del color/línea. El propone como discurso una negativa a la especialización y no se encierra en un estilo o técnica. Los elementos fuertes los toma del Art Brut, de COBRA y de la figuración libre. Ninguno de estos tres movimientos transmite tranquilidad sino fuerza máxima al límite de la ruptura.  El llega al punto de fusión donde todo puede quebrar, para crear un universo siempre en movimiento. Su línea jamás se cansa de bailar y sus colores de difundir la pasión.

miércoles, 19 de octubre de 2011


Olivier Dubois-Cherrier y Richard-Viktor Sainsily Cayol
Sentidos mezclados
Embajada de Francia de Santo Domingo
Septiembre- Octubre 2011


La Embajada de Francia en Santo Domingo recibe hasta el 21 de octubre del 2011 la exposición “Sentidos Mezclados” de los artistas Olivier Dubois-Cherrier y Richard-Viktor Sainsily Cayol. Esta exposición nació de la idea de hacer “cohabitar” dos personas que, al principio, no pensaban trabajar juntos para dar frutos artísticos. La maravilla del arte es que tiene la capacidad de reunir las ideas y las personas. El propósito de la exposición es  que los dos artistas trabajen juntos en un mismo taller, costumbre perdida pero  común en épocas anteriores. En la última exposición en Guadalupe, cada uno pudo intervenir sobre la obra del acólito. Algunos pueden pensar que es un sacrilegio, otros que es una experiencia que vale la pena. Pero las obras presentadas en Santo Domingo son personales, mostrando el impacto del trabajo común anterior. En fin, lo que nos interesa, es el resultado visual que las paredes de la embajada nos ofrecen.


Los formatos grandes

La primera impresión, cuando recorremos las diferentes salas del lugar, es la inmensidad. Esto  por el tamaño de las obras. Son paisajes sin límites con juegos espaciales de colores. La mayoría son formatos grandes que permiten a los dos pintores expresarse con una cierta libertad gestual. Esta libertad gestual se nota en la manera con la cual los pintores plasmaron los colores. Las fotos del taller en el catálogo de la exposición mostrando a los dos actuando revelan su manera de trabajar. Hace pensar en el “action painting” de Jackson Pollock. El resultado visual es refrescante en el sentido que sale de las obras un viento de libertad procedente de ninguna parte. En varias obras, no solamente el tamaño de los cuadros juega un papel importante, sino también la línea horizontal que divide en dos partes las pinturas. En la serie “La posibilidad de una isla” ella aparece claramente. Esta línea forma un horizonte que podemos calificar de lejano. Siempre el horizonte es lejano, pero en este caso especifico, más todavía creando un efecto de infinito. Parece un mundo aparentemente terrestre donde el ser humano aunque no esté presente físicamente, se siente su presencia. El infinito aparece también en obras más abstractas cuando líneas y campos de colores comparten el espacio del lienzo.


Los campos de colores

El tratamiento de los colores en varias obras tiene algo que ver con el trabajo de Mark Rothko. El fondo de color no es un fondo como tal sino una prolongación del espacio de los otros planos. No es un receptáculo. El critico de arte Clement Greenberg llama esto el “colorfield painting”. Son campos de colores donde se plantea no solamente la idea de la inmensidad y del infinito, como vimos, sino también una cierta espiritualidad. En el caso de Rothko, esa espiritualidad fue claramente expresada por el artista a lo largo de toda su vida. Olivier Dubois-Cherrier y Richard-Viktor Sainsily Cayol quieren concientizarnos sobre la dualidad entre la naturaleza y el ser humano. Es lo que explica la presencia de rastros, productos de nuestra sociedad. Nos invitan a una reflexión sobre el hecho que la naturaleza tiene la capacidad de reenviar una imagen de nuestras intervenciones sobre el medio ambiente a través de la presencia de numerosos objetos de la vida cotidiana. Estos objetos muestran los daños que puede provocar el ser humano frente a la pureza de un mundo figurado por los campos de colores. En este sentido, nuestros dos artistas y Rothko a través de un tratamiento de “planeidad” de los colores buscan una cierta pureza. Ellos quieren mostrar que a pesar de todo, el mundo tendrá la última palabra. Es una visión artística que nos habla de una cierta poética del espacio. Es una poética que no pone al ser humano en el centro del universo sino las fuerzas naturales representadas por la fuerza expresiva de los colores. Hay que dejarse llevar por los campos de colores para que las pinturas juegen su papel: ubicar al espectador entre el sueño y la realidad.  


Una técnica o varias técnicas

 Los elementos más pequeños como los efectos de derrame del color que aparecen en varias ocasiones, los collages o los detalles tratados en técnicas dan un punto de referencia en cuanto a la escala. Cada objeto pegado permite al ojo comparar el tamaño de estos mismos objetos con el campo colorido. Los objetos recuperados tienen una segunda vida, técnica utilizada por Kurt Schwitters  del movimiento Dada. Existe también un esfuerzo en las búsquedas de las técnicas. No podemos hablar de una técnica mixta dada su complejidad por  el uso de varias técnicas (collage, vitral, objetos pegados….). Es un desafío poner tantas materias en un mismo lienzo. Lo más sorprendente es que a primera vista, no se ve la complejidad técnica dejando al ojo analizar de manera casi inconsciente la construcción de la obra. La verdad es que los artistas logran efectos interesantes y nuevos que permiten llevar sus obras al mismo campo de reflexión sobre las preocupaciones actuales que tocan el medio ambiente.


Si la originalidad de la exposición proviene, al principio, de un trabajo común de dos artistas, tenemos que reconocer que las obras expuestas nos cuestionan tanto a nivel plástico como a nivel del significado. Salimos diferentes de la exposición. Es que las pinturas dejan una marca en la mente. Es una de las funciones importantes del arte;    provocar no solamente una reacción sino también una concientización de elementos que puedan ser abstractos. Por lo que traen las obras, es una exposición que no se puede perder. Es un gran momento para todos los que aprecian pinturas únicas.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Antes de partir

ANTES DE PARTIR


El propósito de la nueva exposición del pintor Milton Félix es dar a conocer sus dos últimos años de búsquedas artísticas. Las soluciones que el nos propone son variadas y no faltan de poner al visitante en frente de ciertos cuestionamientos.
Obviamente, las obras expuestas es una selección que tiene el merito de permitir al espectador caminar de forma libre sin tener la obligación de seguir un camino predeterminado por una temática o un punto de vista particular.
Conocemos las predilecciones del pintor por el movimiento, una línea tipo cerne y los colores que oscilan entre tonos pastel y tonos más fuertes. Conocemos sus tendencias entre orfismo y expresionismo, entre Robert Delaunay y Gerard Schneider, una gama de colores amplia con una descomposición de la luz.  Por ejemplo, la última cena corresponde todavía a eso.
 Ahora, Milton Félix se acerca a las ideas del Blaue Reiter con un pintor como Franz Marc utilizando el color por si mismo.  Veremos en que consiste su acercamiento al movimiento alemán. Pero, la novedad más significativa que amplia el abanico de las herramientas del artista, es el uso de la transparencia.

Evanescencia y ausencia de gravedad

Muchas obras, como, antes de partir, son composiciones que presentan una parte evanescente. Puede ser el sujeto o el fondo. De todos modos, existe una conexión perfecta entre esta parte y el resto del cuadro. La transparencia se superpone y participa de la composición, en el sentido que no solamente permite ligar las partes sino también dar más volumen, más fuerza y por oposición más consistencia al conjunto de un cuadro. La presencia de un elemento nuevo como la evanescencia muestra que su trabajo tiene una trayectoria que se inscribe en la construcción plástica de la obra para sacar del plano las formas de manera más sutil cada día. Este elemento lo permite dejar poco a poco el contorno porque pierde su utilidad. Si observamos Madre cargando hijo, la forma todavía esta circunscrita en un espacio delimitado por la línea. Cada espacio de color tiene una cierta autonomía. En Paraiso, el cuerpo se difunde  de manera libre y sin  delimitación de la línea porque la evanescencia toma el control. Si no fuera así, el movimiento perdería mucho de su vida. Existe una total libertad de la dinámica del cuerpo y de los objetos alrededor, una impresión de ausencia de gravedad. Es una nueva percepción que aparece en algunas  de sus obras. Esta ausencia de gravedad abre un campo de expresión que permite al pintor, sin temor, proponer soluciones plásticas originales. En realidad, en la historia de la pintura pocos son los pintores haber trabajado el tema de la gravedad: el ruso Chagall es uno.


Paleta de colores reducida

Al reducir el número de los colores, para dar importancia al movimiento, no quiere decir que Milton Félix no se preocupa en la elección de sus tonos. Al contrario, el tiene que ubicar su paleta entre un camaieu (camafeo), que no sea aburrido, y una paleta reducida con colores participando a la dinámica del cuadro. Es un ejercicio de estilo muy difícil: una sola pincelada puede romper el equilibrio no solamente cromático sino también formal. En desintegrados,  vemos como el pintor alcanza con solamente unos toques de pintura entre amarillo y naranja a resaltar el fondo azul del plano y dar al conjunto de colores vida y fuerza. Los contrastes de colores tienen algo que ver con la pintura de Franz Marc por su intensidad y su manejo de las pinceladas. 
La presencia del color es una marca de estilo. El color existe por si mismo, una cierta forma de autonomía que viene de una rectitud de tono. Es quizás lo que llama la atención a primera vista. Es también como una firma del pintor. Su obra se reconoce por el tratamiento y el uso tan especial del color. Y con el uso de la transparencia, el valor tonal de las pinceladas se enriquece de un aspecto suplementario, un aparentemente especie de sfumato moderno.


La línea que desaparece poco a poco en provecho del color, las formas que se convierten en espacio sin frontera, el color que se hace más sutil y transparente, son tantos elementos que nos invitan a entender el titulo de la exposición: antes de partir.
El artista es  ciudadano del mundo.  Al igual que su obra, el es libre, en movimiento  dejando sus impresiones para nuestro mas grande placer. Buen viaje.


Patrick LANDRY

miércoles, 20 de abril de 2011

Los espacios de Mayobanex Vargas o la visión compleja de una perspectiva única





Mirar la obra de Mayobanex Vargas es como mirar en el espejo de un mundo fascinante.  Su tema principal: la mujer, la omnipresencia de la figura femenina. Se desarrolla también el lado surrealista del artista, con todos los enfoques y vínculos en relación con este movimiento.

La pregunta es cómo entender una obra que se expone a la mirada del observador con una claridad tan aparente ¿La fascinación sería el fruto de una construcción compleja?


Usualmente, un cuadro está hecho de varios planos (primer plano, segundo plano…) que dan profundidad o perspectiva a la obra.  A partir del cubismo los planos están construidos de manera diferente, en el sentido que el artista toma mayor libertad en la construcción de los diferentes planos, guardando cierta homogeneidad. Es decir que los planos respetan una unidad. Con los surrealistas, esa unidad se ve fragmentada, porque el mensaje tan complejo y la desconexión con la realidad no permiten un tipo de construcción similar, y además son el motor de la creación. La construcción de Mayobanex es compleja y se necesita hablar de espacios autónomos que interaccionan entre ellos mismos. De hecho, existen por lo menos tres estructuras o grupos de elementos que constituyen un cuadro que no son planos, como lo entendemos de costumbre.

El fondo, espacio propio, no es un receptáculo que sirve a la figura para desarrollarse. Es como si fuera un lugar indefinido, bastante oscuro y que tiene casi siempre una fuente de luz, una apertura en la pared ¿la ventana abierta sobre el mundo de Vasari, quizás?. De esta apertura se ve un paisaje sin fronteras donde el horizonte marca el infinito y la pequeñez del ser humano frente al mundo original, virgen, atemporal, llegando del principio con su misma expresión, poniendo al ser frente a su realidad de mortal. Este fondo ayuda a entender lo metafísico de su obra. Sus fondos tienen algo que ver con los de Chirico[1] con todo el mensaje que puede traer esta comparación.

La segunda estructura: las figuras humanas que evolucionan en un espacio transparente, que tiene la propiedad de mantenerlas en una misma posición. Espacio transparente, en el sentido que es un espacio libre de toda cosa material para que tenga un ambiente en el cual las figuras evolucionen libremente. Hay algo teatral, como si la figura fuera bailarina o actor debiendo mimar alrededor de ella para existir y creando su propio espacio. Su manera de ver el ser humano es algo ontológico porque no se sirve de alguien en particular para representar este mismo ser humano, sino que usa la imagen icónica de una especie de mujer entre modelo y musa.

Finalmente tenemos el tercer espacio, compuesto por todos los elementos de color que pueblan su obra. Es un microcosmo. En la historia del arte, tenemos la presencia de muchos elementos que parecen no ser parte de la composición, estos se llaman “capriccio”. Son detalles que el pintor pone para captar la atención de manera más o menos inconsciente. Los diferentes elementos de color que se encuentran en la obra de Mayobanex Vargas funcionan como si fueran “capriccio” por la construcción, pero el sentido que llevan a pensar en vanidades. El género muy particular de las vanidades sirve para entender el lado metafísico u ontológico de la vida. Los cuadros de vanidades estaban frecuentemente presentes en los “gabinetes de curiosidad’ aparecidos en el siglo XVI. A nivel iconográfico, estos elementos de color son representaciones de animales (mariposas, babosas) que hacen referencia al tiempo. Estas vanidades tienen una parte de misterio y otra de explicación, en la obra. Se escriben en la realidad creativa contemporánea. A nivel de la construcción son una pantalla en la obra porque están en el espacio físico del cuadro, pero fuera del espacio real. Preservan la intimidad de las figuras humanas.

Tenemos la confirmación de la existencia de estas tres estructuras independientes porque cada una tiene su propia fuente de luz, dando su autonomía luminosa a cada una.

El caso particular del hilo: no tiene su espacio propio, pero es sumamente importante porque es el elemento que liga este microcosmo a las figuras, jugando el mismo rol que juega lo metafísico que sale del fondo, para ligarlo a las figuras humanas.

Así, tenemos “capas” de espacios que interaccionan entre sí para dar a la obra su originalidad constructiva y su profundidad, tanto especial como significativa


A nivel iconográfico el hiperrealismo de cada uno de sus espacios tiene como logro dar una fuerza expresiva a sus composiciones. Pero no hay un hiperrealismo total, en el sentido que sus imágenes no tienen como finalidad que parezcan una foto, como la obra de un pintor hiperrealista. El tiene su propio estilo, su propio mundo, afirmando un carácter y una originalidad en la expresión de sus ideas y preocupaciones.

Dan ganas de tomar su tiempo para mirar y mirar, para llegar al punto de admirar. Con las obras de Mayobanex Vargas, el tiempo es sinónimo de contemplación y placer. El tiempo es arte, el arte es contemplación y tomar el tiempo de contemplar es placer.

                                                                   Texto escrito por Patrick Landry
                                                                   Lic de la Sorbona de Paris


[1]  Giorgio de Chirico (1888-1978) Pintor  surrealista italiano fundador de la “scuola metafisica”.

lunes, 18 de abril de 2011

Gausachs, un virtuoso de la línea: un trazo rápido y nervioso


Si es verdad que un buen pintor puede librarse de la línea para superar su obra, como en el caso de Matisse, el pintor del color por excelencia, ante todo un buen pintor se reconoce por la calidad de su línea. ¿Quien podría decir que el trazo de Matisse tiene solamente un interés figurativo, y no una fluidez insuperable hasta hoy? Tenemos la tendencia  como crítico y amante del arte de dejar  la base de todo: el dibujo.



Ante todo un artista debe ser un excelente dibujante. Nadie corresponde mejor a esta afirmación que Josep Gausachs. Es un tremendo dibujante. Con la virtuosidad de su línea, él ha sido capaz captar la esencia de la vida cotidiana dominicana. Sus dibujos son instantes de vida, momentos robados, actitudes, gestos, bellezas de la instantaneidad de cualquier género, ya sean paisajes o figuras humanas.



Los paisajes de Gausachs muestran, no solamente la riqueza de la naturaleza caribeña de las playas, montañas o pueblos, sino también la exuberancia de la fauna dominicana. Y su trazo nervioso permite reflejar esta exuberancia. Existen muchos ejemplos de palmeras, con una profusión de trazos que solo una línea precisa, múltiple y viva, puede pegar en una hora de papel de dibujo. La mixitad de los follajes es una cosa bella de observar, sin embargo es quizás más impresionante todavía verla dibujada o pintada con tal vida. De esta forma, nos damos cuenta más fácilmente de la belleza de la naturaleza. Existen muchos cuadros o dibujos que prueban el sentido de observación del artista. Sino, ¿cuántas vistas de calles de pueblitos son no solamente un testimonio de la vida campesina, sino también, una joya de espontaneidad del trazo?

Con la misma observación meticulosa, Gausachs ha sabido captar momentos íntimos, actividades sociales o laborales de los dominicanos, con una gran precisión, privilegiando la simplicidad y la verdad del ser humano. No hay, en sus esbozos, detalles inútiles. Cada trazo tiene una importancia para el equilibrio general de la composición y por la transmisión de los sentimientos. Este dibujante hizo muchos desnudos de mujeres, donde aparece una influencia de Matisse tan artística como conceptual. El trazo que corre, así preciso, de un solo tiro, y las posiciones lánguidas de sus odaliscas, son como un eco  a las obras del maestro francés.
En oposición a la suavidad de ciertas odaliscas, él tiene también una serie de dibujos con un trazo incisivo que pone la mujer frente a la realidad humana, a la manera de Egon Schiele. El trazo en este caso es más nervioso, tallando literalmente el cuerpo, imprimiéndole cierto dolor.  Las palabras no bastan para describir la calidad de dibujante de este artista.


Ante todo, la obra de Gausachs es un himno a la belleza. Es apurada, sin artífice, tiene la belleza natural del instante. Se muestra sin compromiso, sin efecto artístico superfluo. Los defectos o irregularidades participan, al igual que los pedazos perfectos, en un conjunto que deja existir la belleza. Es una estética moderna que toma en cuenta un mundo en pleno cambio, tanto a nivel filosófico como artístico. No se puede olvidar que Gausachs estaba en París cuando surgieron todos los movimientos artísticos, los “ismos” del principio del siglo XX. El pasaje parisino lo marcó profundamente. Esta estética moderna, originada en el siglo XIX, permanece hoy en día, como una de las principales preocupaciones de los artistas. Como muchos otros en la primera mitad del siglo XX, su obra es polifacética y con muchas experimentaciones. Ése es el valor real de la obra de Josep Gausachs.


Hay que reconocer que su obra es muy poco conocida. Falta mucho todavía  para entender una obra inmensa y tan prolífica. Es una pena que solamente algunos coleccionistas tengan dibujos o pinturas de un artista de su envergadura. Es el caso del señor Bellapart  que presentó una exposición Gausachs en 2005, gracias a su directora Paula Gómez. Otra iniciativa, actualmente,  como la de María del Carmen, en la galería Umbrales del Arte, que nos permite poco a poco damos cuenta del aporte que debe tener el trabajo de él. Su obra tiene que seguir presente tanto a nivel nacional como internacional.

Texto por Patrick LANDRY

domingo, 27 de marzo de 2011

Museo de la ceramica

Entrar en el museo de la cerámica contemporánea de Santo Domingo es entrar en un mundo fascinante en el sentido que cuando entramos, somos sorprendidos por la diversidad y la calidad de la colección presentada. Desde el exterior parece una galería, por dentro es un museo y un laboratorio. Las dos visiones son un buen resumen de este espacio único en la República Dominicana.

Es ante todo la cerámica que invade el lugar. Como visitante, hay una cercanía con las piezas expuestas. La sala principal de forma cuadrada tiene varios espacios donde se crean diferentes ambientes. La luz está perfectamente distribuida y resalta la belleza de las obras. Una mirada a la izquierda, estamos con la piezas taínas. Una mirada a la derecha y hacemos un viaje de más de dos mil años para descubrir los últimos trabajos  de ceramistas vivos como la argentina Elisabeth Dychter o los dominicanos Amable Sterling y Said Musa. El museo tiene en sus colecciones piezas de todos los ceramistas dominicanos.

En la pared, frente a la entrada, 42 tiles de la última trienal internacional del mosaico cerámico. Tenemos una visión amplia de la producción de cerámica a través del mundo. La edición 2010 de este evento, presenta 357 obras de 91 países, un récord, y muestra claramente la dimensión mundial que recorre el evento organizado por el Centro León. De hecho, el museo nace como consecuencia de la trienal a pesar que la idea estuviera en la mente de su director desde siempre. Las conexiones que tiene el museo todo el año con el exterior, particularmente con Cuba y Argentina, marcan su huella en la creatividad mundial. El lugar está abierto hacia el mundo.

Además el museo tiene el deseo no solamente de presentar colecciones permanentes, sino también ofrecer al público una gran cantidad de piezas en rotación. Por ejemplo, la viajera obra de un ceramista español  viene de Argentina, permanece un tiempo en el país y  después será expuesta en Cuba. Es un museo siempre en movimiento, al igual que un centro de arte, y muestra los últimos trabajos realizados en cerámica. Es algo actual, en constante renovación, donde se encuentran las últimas búsquedas, al igual que en un laboratorio. Y más allá, es también una galería porque le permite a un artista exponer su creación. El museo no es exclusivo a obras realizadas por ceramistas, cualquier artista cuya obra sea realizada con cerámica, tiene la oportunidad de exponer. Es una excelente idea porque el museo no se confine en el dominio de la cerámica. Además, se puede revelar un talento.

Es también una fundación llamada Igneri/Arte y arqueología. Igneri es la primera comunidad de habitantes de la isla de Quisqueya en desarrollar el arte de la cerámica. La fundación tiene una labor social y da cursos de cerámica y soporta programas de salud entre otros.  Hay que precisar que el museo tiene una antena en Punta Cana donde hace exposiciones mensuales.

La conceptualización del lugar y todas las actividades las debemos a Thimo Pimentel, el Director. En el mundo del arte se necesitan personas enamoradas del arte y visionarias como él. Es una persona que dedica su tiempo a dar a conocer la cerámica dentro y fuera del país, y su importancia en todas las primeras civilizaciones del mundo. Un hombre y un lugar ligados y dedicados a la cerámica.

Texto escrito por Patrick Landry
mars 2010
Arte Berri: cinco años de propuestas artísticas atractivas

La galería Arte Berri presenta, hasta enero 2011, dos exposiciones colectivas tituladas “La naturaleza en el arte” y “El mundo en 3D” para la celebración de su quinto aniversario.

Cinco años quieren decir que la directora, Bingene Armenteros,  hizo un gran trabajo. El hecho que ella siga teniendo propuestas artísticas interesantes es una prueba de su eficiente labor. Muy pocas galerías perduran en el tiempo. Arte Berri logra objetivos no solamente artísticos - la presentación de artistas en sí misma-, sino también educativos a través de varios proyectos dirigidos a niños, entre otros. Una galería tiene como misión valorar las obras colgándolas en la pared, pero también el deber de recolocarlas en su contexto, su época y su camino.

El propósito de las dos colectivas actuales es presentar al público un abanico amplio de las elecciones hechas y defendidas por su directora. Muestran una gran variedad y cantidad de obras de alta calidad, con la presencia de pintores, dibujantes, fotógrafos y escultores. Entre los artistas seleccionados, podemos nombrar a Cándido Bidó, Amaya Salazar, Elsa Núñez, Pere de Ribot, Marcia Guerrero, Guillermo Armenteros, Alberto Ulloa y Juan Trinidad.

Por una parte, hay dos espacios, uno en el patio el otro en el interior de la galería, dedicados a las esculturas con título “El mundo en 3D”. Dentro de la galería, encontramos entres otras, dos obras de caoba de Juan Trinidad. Son testimonio de la solidez y del equilibrio del trabajo de un artista que siempre tiene presente la calidad y la perfección del resultado en el tratamiento de la materia. En este caso, la superficie de la madera es tan perfecta que podría pasar por ébano o granito. Ambas obras muestran el dominio y la madurez de una artista que tiene una trayectoria hecha de dedicación, perfeccionismo y precisión. Las figuras esculpidas parecen venir de una época ancestral, con una real modernidad, de forma que el artista inscribe sus obras en la intemporalidad.

A la verticalidad de las obras de Trinidad se oponen dos piezas de bronce de Amaya Salazar. Se siente la presencia de los cuerpos y de la expresión de una intimidad ligada a un movimiento retenido. La expresión tan sugestiva da un toque poético a estos bronces, lo que es un gran desafío para una materia tan difícil a trabajar. Amaya Salazar logra en el bronce, efectos y expresiones que por lo general, sólo el yeso o el mármol permiten plasmar.

El caballo de Enrique Angulo muestra la potencia y la energía de un animal encabritándose como lo hacen los caballos de Marly en los campos Elíseos de París . La gran precisión en los detalles caracteriza el caballo de él.

El guiño viene del artista Omar García, con sus divas exuberantes parecidas a las de Nikki de Saint-Phalle.

Por otra parte, están las cuatro salas que forman un segundo espacio, enfocado a la naturaleza. Fotografías, dibujos y pinturas componen un ambiente donde las surgencias y los propósitos artísticos permiten un viaje ecológico y sin fronteras.

En la entrada, una obra única de Cándido Bidó, un Cristo de los años 70, donde las soluciones plásticas son apenas visibles pero ya están presentes. Las fotos de Guillermo Armenteros nos ofrecen una reflexión y un momento de contemplación de la belleza efímera de la luz solar. Son atardeceres espectaculares con colores vivos. Armenteros, con un crepúsculo en cabo rojo, ilumina toda la sala con sus rojos profundos e intensos, que son un eco al lienzo de Amaya Salazar, también en tonos rojos. Angelita Casals juega en sus fotos con tonos más pasteles, con mucha suavidad y sensibilidad.

La sala del fondo, una selección ecléctica, donde de se puede observar una técnica mixta de Héctor Ledesma representando aves endémicas al estilo de los ilustradores de libros de botánica, técnica parecida a la de la acuarela. Un Olivier Bertoni de estilo “Street Art”, obra muy gráfica y espontánea, representa un perro. Un gran carboncillo de Amaya Salazar, con mucha fluidez y poesía, completa la selección sin olvidar dos artistas: Perre de Ribot y Enriquillio Amiama con un homenaje a Jasper Johns de lo más interesante. 

Como vemos, la presentación de las dos colectivas es muy variada y rica, y ofrece al visitante - ya sea coleccionista o amante del arte - una representación interesante y amplia de lo que puede proponer una galería de la talla de Arte Berri.
  
Texto escrito por Patrick Landry
Lic de la Sorbona de Paris

Juan Trinidad: la expresión del contacto directo con la tridimensionalidad.

Juan Trinidad: la expresión del contacto directo con la tridimensionalidad.


 
La escultura, al igual que la danza, es un género de expresión artística que requiere del artista un conocimiento y una apreciación del espacio mucho más grande que cualquier otro modo de expresión. Para tomar vida, necesita salir de la materia, en el sentido literal de la palabra. La obra del escultor Juan Trinidad refleja bien la conciencia que debe tener cada escultor frente al mármol, la madera, el bronce o cualquier tipo de materia prima con valor a los ojos del artista para ser tallada o fundida.

Tallar o fundir son más que acciones. El escultor está a la merced  de la materia. Existe una relación carnal con ella. Eso requiere una sensibilidad extrema por las sensaciones que procura el toque. Tallar mármol o hielo no requiere las mismas aptitudes, porque el artista debe escuchar la materia. Juan Trinidad lo expresa muy bien diciendo que el pedazo de madera le habla e indica cuál es la forma más adecuada para que la vida surja, hasta el punto en que la madera se calla. Eso le indica que la obra está terminada. No es fácil saber cuando un dibujo, una pintura o una escultura no requieren más cosas. Siempre fue y es todavía algo que divide a los artistas. Vemos que Trinidad comparte su vida con la naturaleza, hace más que escucharla, la ayuda a tener una segunda vida. En sus propias palabras, “el árbol que ha caído no está muerto, sino que va revivir”. Es un renacimiento artístico. Es la razón principal de su preferencia por la madera.

Ante todo un escultor más que cualquier otro artista plástico debe tener una visión precisa de la profundidad. Según sus propias palabras, él busca el contacto con ella. La escultura es una expresión en tridimensionalidad. No tiene un fondo sobre el cual el artista pueda apoyarse. No hay algo detrás que permita, como en el dibujo con el papel, dar  belleza a un trazo. Se puede decir que lo más difícil para los escultores es jugar con el “vacío” creado por el aire alrededor de la obra. No se puede confundir con el vacío de la hoja blanca. Una escultura no es solamente una materia tallada sino también una combinación de volúmenes dentro del vacío que se llama ambiente. Ese es el desafío más grande del escultor: tallar para llegar a un punto que permita a la escultura vivir por lo bello de sus formas y sobre todo expandir su lenguaje alrededor de ella misma. Trinidad confirma estas ideas diciendo quehe elegido la escultura, justamente, por lo bello de lo tridimensional”. Los volúmenes pueden crear placer por la combinación de las formas y crear más que una simple combinación de formas. Eso expande  su expresión formal y espacial más allá de la escultura en sí. Es la verdadera labor del tallador, la cual Trinidad logra de manera magistral.

La forma tiene que jugar un papel fundamental. Es el vocabulario básico sin el cual no hay expresión. De hecho, tiene algo que ver con la sociedad. El vocabulario formal al igual que el vocabulario lingüístico, no es el mismo en función de los países o de las regiones. En la obra de Trinidad, existe una mezcla entre las culturas taína, africana y  europea, como ocurre en su propio país, la República Dominicana. Su propósito es mantener esa identidad ancestral.

Es bien difícil separar las tres culturas, porque su obra es un todo que le permite expresarse, además de su propio lenguaje artístico.

Para tomar ejemplos con los taínos, se observa vínculos a nivel de soluciones gráficas y a nivel de la conceptualización. Trinidad utiliza, entre otras formas, el círculo doble concéntrico frecuentemente en sus rostros y también en otras partes de sus esculturas, como solían usarlos los artistas taínos. Es como una marca de identidad. A nivel conceptual, hay una manera de distribuir elementos formales en un espacio, igual que ciertos objetos de esta cultura.

Si nos arriesgamos a ser reductores, él saca del arte africano el ángulo redondo que se encuentra en las articulaciones del cuerpo humano. La forma angular redondeada le permite dar ritmo y dinámica. Es parte también de la complejidad geométrica que viene de África, compartida con los taínos y que fascinó los artistas del siglo XX como Picasso. Trinidad elige el roble por la belleza de la textura y su cercanía con la naturaleza. Pinta sus maderas en negro para dar así la profundidad del ébano que se utiliza frecuentemente en la escultura africana.

Del movimiento europeo del siglo XX, a través de la obra de Picasso y de otros artistas que se interesaron por el arte negro, Juan Trinidad se acerca a ese movimiento para retomar e interpretar un vocabulario formal muy conocido. Tenemos que regresar al tema de la tridimensionalidad. Picasso y Braque, durante la primera etapa del cubismo, la etapa analítica, buscaron una forma de representar, figurar cada parte de un objeto o de una persona. Creando una dislocación de la cosa pintada en pedazos, lograron lo que buscaban. Al ser hechas sobre papel o lienzo, y ésta es la genialidad de estos artistas, lograron una representación ficticia de las tres dimensiones, y partieron del arte negro africano para llegar ahí. Trinidad comparte con ellos la sensibilidad por lo tridimensional y por la introspección de la figura. Corta, compila, distribuye las formas para que la escultura se exprese desde cualquier ángulo o punto de vista.  Corta la forma en rebanadas al igual que Arman, pero no pone estas rebanadas en el mismo plano como escultor de los famosos “violons découpés”, sino que siempre tiene el deseo de complacer su predilección  por la tridimensionalidad. Para él, “es una expresión de la evolución, del evolutivo y del giratorio porque la vida es movimiento. Son rebanadas que van y que vienen”. Es una fuerza que tiene también algo que ver con las leyes de la óptica.

De manera general dos características forman parte de su trabajo: la verticalidad y el equilibrio.
La verticalidad tiene varias referencias. La primera es elemento totémico, que viene de lo ancestral. Pero hay que decir que la producción artística de Trinidad se inscribe no solamente en una tradición antigua, sino también en los maestros modernos, como Prats-Ventós. Su expresión de la verticalidad reposa sobre un apilado de formas figurativas o abstractas en  un orden que nos lleva debajo hacia arriba en un movimiento ascendente.  Trinidad habla del transcendente del ascendente. Esta verticalidad está íntimamente ligada al equilibrio, otra característica de su obra.  
Hay un equilibrio entre lo abstracto y lo figurativo. Lo abstracto es una revelación o una “figuración” de la parte abstracta del cuerpo humano. Eso proyecta, según él, quienes somos y a dónde vamos.

Existe también un equilibrio dinámico que viene de la manera con la cual Trinidad apila las diferentes estructuras, jugando con lo tridimensional. Es una parte fundamental en las soluciones plásticas del artista. Estas estructuras afirman al mismo tiempo lo frágil  y lo ponente del equilibrio. Sin riesgo de caer, no hay fuerza de estabilidad. Las grandes obras verticales son ni más ni menos que una figuración de los árboles en la naturaleza. Es el componente central de su expresión propia. Es como si fuera su firma.
En fin, otro equilibrio impalpable, es el equilibrio espiritual que resulta de la contemplación de su obra y de su discurso, un equilibrio tan bello como frágil, que nos lleva a una cierta paz.

Las esculturas de Trinidad tienen la belleza de la fluidez de las formas, aliada a un vocabulario formal de gran complejidad geométrica y sociocultural. Este equilibrio suscita un deseo de admiración inagotable a todo aquél que contempla sus obras.

Patrick Landry
El autor es licenciado en historia del Arte de la Sorbona

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Exposición colectiva “Historias cotidianas”.

Exposición colectiva “Historias cotidianas”.


Para empezar la conmemoración de los diez años de la revista ARTES, una exposición titulada “Historias cotidianas”, será presentada en los locales de esta publicación. Varios eventos como exposiciones o charlas serán después organizados, durante todo el año de aniversario de la revista.

Organizar una colectiva no es cosa fácil. Al principio, hay que tener una idea bien clara del enfoque que se quiere dar a la exposición. ¿Hacerla por temas, por categorías, por técnicas, por movimientos o por cualquier otro factor? El trabajo preliminar en el enfoque del evento es sumamente importante porque determina el logro del mismo.

En esta ocasión, el enfoque retenido es la juventud. Se necesita un nuevo material pictórico para refrescar la mirada del espectador. Es un gran desafío. La curadora del evento tiene como objetivo presentar al público una serie de artistas jóvenes. La idea es no solamente dar una oportunidad a estos artistas, sino también renovar el discurso artístico y a través de él la reflexión que todos debemos tener frente a un evento de este tipo.

Si es muy fácil apreciar una obra de Rafael o de Picasso, detectar en el trabajo de un joven la calidad intrínseca, es decir el valor artístico, es mucho más complicado porque está en germinación, y no se ve claramente. Solo una mirada experta puede hacerlo. Eso revela la segunda ambición del evento, la dimensión didáctica. ¿Qué vemos?



Vemos una serie de cuadros donde los artistas tienen una visión del mundo bien diferente, con preocupaciones artísticas y sentimentales muy variadas. Eso muestra la pluralidad en el arte, algo que debe siempre permanecer para mantener el arte vivo y actual. La expresión de la pluralidad es uno de los componentes de la libertad y, a su vez, la libertad uno de los componentes del arte.

Esta serie presenta paisajes, personajes y bodegones. Cada artista tiene su visión, sus preocupaciones y su manera de representar la cotidianidad. La realidad existe por si-misma, pero la mirada del hombre y sobre todo del artista la interpretan con énfasis. Es la sensibilidad frente al mundo, pero no cualquier mundo. Es el mundo del artista que se propaga en la tela. No es necesario defender ideas o tener un discurso preciso para hacer una obra. Manet, con sus bodegones, tenía como única pretensión sensibilizar al público. La sensibilidad nunca debe desaparecer.

El pintor no interpreta algo que no lo conmueve. En la exposición, tenemos una visión amplia de situaciones, contextos y figuras. No es una realidad. Son realidades múltiples como el mundo de ahora, múltiple y complejo. Entonces, cada quien tiene su historia cotidiana, sus preocupaciones representadas en la colectiva. La figuración o la abstracción son soluciones artísticas que permiten mostrar, pero no necesariamente entender, un mundo donde el ser humano cada día ocupa menos espacio. 

Wali Vidal con poesía nos figura cuatro jóvenes en marcha con movimientos muy suaves. Tres forman un grupo. El último anda solo y parece salir del camino.  Los cuatro andan a un buen ritmo pero no saben adonde van.
Juan Carlos Reyes con su hiperrealismo nos hace pensar en la lucha entre lo natural y lo artificial, con una parte de un tronco con ramas que sale de un tarro puesto en una pared hecha de ladrillos. El tarro roto y la pared figura la presencia humana ocupando la parte de abajo del cuadro. El árbol muerto crea una distorsión delante de un cielo azul. Una realidad presenta a nuestra época.
Nelson Barrera nos pone frente a una gigantesca figurita de papel. El fondo es poco real aunque tiene nubes. La presencia de lápices en cima de esta figurita con un hoyo parecido a una boca abierta nos invita a una reflexión sobre la comunicación. Es una comunicación bien difícil, figurada por la escalera al pie de esta figurita, escalera que no parece suficientemente grande para llegar a la boca o a los lápices.
El lado muy gráfico de Etien Hernandez nos habla también de comunicación. Y con el mismo motivo que Barrera, él decide de manera directa ponernos frente a una cotidianidad humana.
Samuel Priego usa la fantasía y la originalidad para pintar la cabellera hecha con frutas. Es un guiño a los retratos de Arcimboldo, que usaba los vegetales y las frutas para construir una cara. No es el único que se permite jugar con  referencias a obras antiguas.
Al igual, Omar Molina retoma el clásico tema de la natividad con un punto de vista y una interpretación sorprendentemente modernos en cuanto a la composición y a la paleta de colores, con su toque caribeño. El establo parece a una casa de madera del campo. Los personajes, aunque vestidos con ropa algo antigua, tienen actitudes parecidas a los códigos de interpretación de una navidad.

Ya sean bodegones, cuadros abstractos  o  retratos con la mirada perdida, el punto común de las obras de la colectiva es que nos muestran la fragilidad del hombre. Con poesía o sin rodeos, los artistas quieren poner al espectador frente a una cotidianidad que  frecuentemente no queremos ver, pero cuya existencia no podemos negar. Esta selección de jóvenes artistas nos dará la ocasión de abrir los ojos, unos ojos jóvenes y nuevos.

Texto escrito por Patrick Landry

sábado, 26 de marzo de 2011

Ángel Rivera: la fotografía o la poética del vuelo

Ángel Rivera: la fotografía o la poética del vuelo


Desde el principio, la fotografía fue para los artistas, una herramienta, una técnica y una manera de expresarse. Ellos entendieron las inmensas posibilidades que permite la cámara. El fotógrafo francés Gustave Le Gray fue uno de los primeros en retocar la imagen que había salido de la cámara oscura para darle un toque artístico. Por el tipo de estructura, la fotografía ofrece un campo de investigación de los efectos artísticos casi infinito al artista con formación y mirada sensible. En la época actual, más que nunca, esto es verdadero gracias a los progresos técnicos y especialmente a la aparición de la fotografía digital. Pero su uso requiere  un excelente manejo de las técnicas.

El trabajo pictórico-fotográfico de Ángel Rivera nos ofrece un viaje onírico espacial. Su enfoque es el vuelo, con el problema de la gravedad que éste implica. Desde su niñez, el artista Rivera está fascinado por todo lo que puede volar, sobre todo los pájaros, que son como su firma. Frecuentemente, observamos la presencia de uno o varios pájaros volando, al igual que los cuervos pueblan los cuadros de Van Gogh.

La figuración o la manifestación física sobre el papel es el vuelo, ya que su tema principal es la búsqueda del hombre. El ser humano  mira hacia arriba en dirección del cielo. El artista ha guardado una mirada de niño, de un niño que crea, en un espacio tan particular y tan perfecto como el cielo,  una multitud de historias. Estas son las historias que Rivera revela a nuestra conciencia. Aquí se acaba el paralelo con el niño, porque el artista desarrolla en su obra sus preocupaciones de ser humano consciente de su condición de humano. El niño, al igual que el personaje de la historia “El Principito”, no tiene los pies en la tierra. Rivera sí.

Para ser artista, dos condiciones son necesarias: la mirada infantil y mirar con curiosidad.
Es descubrir lo evidente. El artista es un ser humano que se detiene para cuestionarse y reflexionar sobre su mundo.  El artista toma el tiempo de mirar.


Simetría y equilibrio: herramientas y filosofía de vida

Si el cielo ocupa un espacio importante, él lo comparte con la tierra.  Rivera responde a la problemática de la figuración de estos dos elementos utilizando la simetría. Es una necesidad. Siempre existe una composición central. En este sentido el artista expresa “Es la más sencilla, pero a nivel artístico ofrece un campo de investigación inmenso. Además, el cuerpo humano tiene una gran simetría. El ser humano esta íntimamente relacionado con el diseño simétrico”. De manera inconciente, el ser humano va a buscar un reflejo de sí mismo, algo que lo tranquiliza. Así se produce el equilibrio.

Hay una fascinación por el equilibrio. Es un equilibrio estructural que conduce al equilibrio espiritual. En su obra, de forma repetitiva, hay una presencia del cuerpo humano desnudo. Esta presencia es muy importante, ya que según Rivera “el equilibrio del universo pasa por el cuerpo humano desnudo. A nivel estructural y simbólico, es un componente erótico que ayuda a entender el sentido de la vida”. Si el cuerpo desnudo tiene forma que puede dar a una obra una dimensión erótica y artística, el explica también una forma de origen del ser humano.

La dinámica también proviene de un elemento suspendido en el aire o de una vertical creada por varios elementos. La obra “Opening” representa el torso de un hombre saliendo del agua con la cabeza arriba. Encima de la cabeza flotando en el aire, dos espermatozoides, uno apareciendo detrás de una forma cuadrada simulando una ventana. Todos estos elementos uno debajo del otro forman una vertical que divide la foto en el medio. No podemos discutir la simetría. El equilibrio es frágil porque reposa sobre el hombre saliendo del agua,  que no es una base sólida, como tampoco lo son los espermatozoides. Es la expresión de la reproducción del ser humano y al mismo tiempo del placer. La ventana es una representación de lo nuevo, de un nuevo que todos creemos nuevo pero, que en realidad es una mera repetición.

Algunas veces, se rompe la simetría y el equilibrio. Es el lado trágico del ser humano que aparece. La foto “9/11” es un parábola del evento sobrevenido en los Estados Unidos el 11 de septiembre 2001. El fondo comparte su espacio entre una sala cuadrada y una miríada de pájaros alzando el vuelo, creando una confusión, la misma confusión que sucedió este tristemente, famoso día. Los pájaros son una figuración de las almas llegando al cielo. La obra está presentada con un lazo que cierra la composición. Con esta obra, Rivera está en proceso de sacar la foto del plano. La esperanza viene de un joven ubicado en la parte derecha, que escapó a la tragedia.


Movimiento y efecto borroso

El movimiento fue desde el principio de la fotografía una preocupación técnica con un enfoque artístico o científico. Uno de los primeros fue el inglés Edward Muybridge que llegó a fijar y descomponer los movimientos de un caballo.  Una de sus obras, “Flying paper”, es una bola de papel suspendido en el aire arriba del mar. Una simple bola de papel, que, ella sola, tiene la capacidad de dar movimiento, dinámica y equilibrio. Todo es movimiento en esta obra. El reflejo de la bola sobre el mar da una sensación de vibración óptica con un toque acuarelista casi impresionista. La superficie del agua es una representación del movimiento interno del mar. Hay algunos pájaros acompañando la bola de papel, unos con las alas arriba y otros con las alas abajo.

Todos pertenecen al mismo movimiento, es un vuelo en circunferencia parecido a una nube. Rivera tiene una obsesión por los elementos flotantes, como esta bola de papel. Para él, estos elementos traen paz. Traen también algo mágico, en el sentido que no sabemos como pueden mantenerse en el aire. Son un desafío de la gravedad.

Otra manera de dar movimiento, que es artísticamente interesante, es el uso del efecto borroso, Cuando se mueve el sujeto, especialmente en la cámara, sale borroso. Rivera opina que “La cámara se para pero el cerebro no. La cámara tiene la propiedad de dar vida y hacer aparecer el movimiento pero al mismo tiempo, fija una sola imagen de dos dimensiones”. Dos dimensiones que limitan el campo de investigación del artista que tiene en mente salir de la bi-dimensionalidad para llegar a una especie de foto-instalación tridimensional. El sujeto en movimiento crea una situación desenfocada. El fotógrafo dice que usa mucho las degradaciones focales, hasta un punto en que el píxel tiene más textura de pastel que de foto.

La descomposición del movimiento revela cierta energía cinética. Para Rivera, el cuadro de Duchamp, “Desnudo bajando un escalera” de 1912, es una obra mayor que nos muestra una estructuración del movimiento.  Según él, “El fondo no debe competir con el sujeto, si no, el sujeto se pierde dentro de él”. Además, la profundidad del campo que se trata con la cámara nos permite jugar con el efecto borroso. De todas maneras, siempre vamos a tener una preponderancia de ciertas partes. El utiliza mucho el cielo como fondo porque trae paz. Es algo tan perfecto que no puede dejarlo. En palabras del artista “El ser humano tiene una relación, una conexión con el cielo, algo espiritual. No tiene nada que ver con lo material. Existe una conexión perfecta entre ambos”.


Una atención particular en los pliegues

Con los pliegues entramos en la poesía y otra forma de expresión artística. Se forma una danza, un placer. Es su intención. Es mucho más que la simple expresión de un movimiento. Rivera hizo muchos estudios de papeles para descubrir lo interesante que puede traer algo que al principio es una banal hoja. El quiere crear una forma interesante. Lo hace también con las sábanas para sacar algo que es más que un objeto sencillo de la vida cotidiana. En la foto, la bola de papel y la sábana adquieren otra dimensión que se ubica entre la poesía y lo artísticamente interesante. El verdadero artista, es aquel que puede dar un toque diferente a esos objetos. Manet hizo este efecto en sus bodegones, particularmente en obra “El Limón”. Rara vez, un cuadro tuvo un tema tan simple, pero muestra la expresión de una sensibilidad y de una sencillez que deja el espectador sin voz.



Los colores: sepia y verde

Del mismo modo que Rivera busca equilibrio, para no romper la armonía, tiene que balancear las formas y los colores. Según él, las fotos a color pertenecen a lo cotidiano. El artista debe crear una distorsión con la realidad. “A nivel estético, tengo que buscar una tonalidad. Elegí el sepia y el verde.” Así, él puede recrear una atmósfera con una continuidad del ambiente para tener un equilibrio dentro de la gama de colores. De otra forma, se rompería el discurso visual. La gama es reducida, pero eso no lo limita para crear una multitud de tonos entre el sepia y el verde. Al contrario, la búsqueda de diferencias tonales ínfimas procura una riqueza de todo tipo de verdes y sepias. En la obra “Opening”, tenemos una paleta muy rica que va del verde al sepia pasando por el blanco. Los pixeles del primer plano simulando la ola son una excelente representación de las posibilidades que puede ofrecer la técnica digital al servicio del artista.


El aspecto de las materias es el otro punto fuerte de su trabajo. El efecto acuarela, el efecto pastel, el efecto borroso y el píxelado son todos herramientas que permiten expandir la sensación del color. Eso se nota sobre todo en la obra “Equilibrium”, en la cual existe una mezcla de texturas que permite dar a cada parte de la foto una dimensión diferente. No solamente la vista es estimulada, sino que también se hace referencia al tacto para el tratamiento de cada textura.

El dibujo

El dibujo entra dentro del proceso de creación. Que sea hecho en mano directamente en el papel fotográfico o retocado con la computadora, el dibujo muestra, otra vez más, la importancia de lo artístico en la obra de Rivera. En las fotos “Lam” y “9//11”, el lápiz ocupa un espacio importante. El aspecto de la línea del dibujo se ubica entre un lápiz litográfico y un pastel. Este aspecto da mucho relieve y profundidad a los trabajos.


Un artista del aire

De la tierra, el fuego, el agua y el aire, los cuatro elementos, Rivera es sin duda un ser humano del aire. El da más importancia al elemento aire. En sus obras, el componente psicológico es importante. El filósofo Gaston Bachelard estudió una poética de los cuatro elementos, y no es una causalidad que su libro dedicado al elemento Aire se llame “Aire y los sueños: un ensayo sobre la imaginación en movimiento”. Podemos constatar que el aire y el movimiento están íntimamente ligados. Pero ¿De dónde viene la preponderancia por el aire?

Ángel Rivera, con sus composiciones fotográficas nos lleva a un mundo de paz, el viaje entre tierra y cielo. Cada objeto que flota en el aire tiene su textura, no es algo evanescente, pero tiene la capacidad de quedarse suspendido sin hilos, sin nada. Más que  un desafío a la gravedad, es una expresión de un sentimiento de libertad. El artista, más que cualquier persona puede ofrecerse el lujo de dar a sus obras no solamente originalidad sino también, una poética de lo probable. Las obras se ubican entre lo real y la realidad. Las soluciones artísticas tienen dos funciones: permitir  creer en sus obras y ofrecer un placer al espectador.

Texto escrito por Patrick Landry